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Hay quién dice que el milagro de la construcción consiste precisamente en que las obras levantadas por los humanos tienen afortunadamente la tendencia, “a no caerse”. Como en un experimento permanente, la arquitectura estudia la solución a las condiciones de equilibrio de los edificios en el espacio y en el tiempo, sometidos a toda clase de fuerzas. Con sus formas, estos sólidos rígidos donde habitamos, responden a una mecánica de fuerzas equilibradas que las hace permanecer en reposo a lo largo del tiempo, en un lugar concreto y nos permiten observarlas y verlas reaccionar. Somos capaces, tras los siglos, de trazar sintéticos diagramas de nuestras estructuras y extraer ecuaciones, para aplicar materiales y definir las dimensiones y los límites que tendrán esas formas con uso seguro que llamamos arquitecturas. A partir de la observación, y a través del conocimiento de la física y la química de los materiales, hemos aprendido incluso a alterar las propiedades naturales de estos materiales, dotándoles de nuevas y caprichosas propiedades casi, a voluntad. Como en cualquier buena receta, dosificamos precisamente, cada día la composición de nuestras masas de hormigón, en ese paralelismo entre la repostería y la construcción, y con el amor con que trabajemos nuestras masas y materiales derivará seguramente en un mejor bizcocho!
Pues bien, el pasado 5 de abril, impartimos un taller de arquitectura con niñ@s de entre 8 y 11 años, dentro de las actividades programadas para "Zientzia Zoroa/Ciencia Loca", que organiza el ayuntamiento de Bilbao, durante las vacaciones de Semana Santa, en el Centro Municipal Zankoeta en Basurto. En este taller tuvimos la oportunidad de explorar conceptos esenciales de la arquitectura a través de la física y la química mediante sencillos ejercicios. Hablamos de la mecánica del equilibrio entre las fuerzas, así como de la química de los materiales y las técnicas de transformación que el humano realiza en arquitectura e ingeniería, según las necesidades constructivas de cada tiempo. Lo pasamos genial y el tiempo sí que voló!!
